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Los mejores amigos del hombre, es así  como se les ha nombrado a  los protagonistas del artículo en cuestión, se dice quizá por el elevado número de canes que cohabitan un mismo espacio a lado de sus algunos dirían mal llamados  dueños, en miles de viviendas de familias a lo largo y ancho de las latitudes del planeta, pero ¿Es este vínculo de amistad tan fuerte como se dice? ¿Es la lealtad dimanada de la supuesta amistad un elemento que cohesiona realmente la unión del amo y su mascota? Y, en caso de ser así ¿Es en todo caso una relación de recíprocas condiciones? Veremos que en una gran cantidad de casos no es así, en vista de que el tema en cuestión es la raza mas común en México y dejando de lado tanto al carismático, tembloroso y representativo perro chihuahua, como las burlas en las  que vulgarmente se hace apología a nuestros queridos  agentes del orden y sus “mordidas” nos centraremos en lo que aventurándome un poco considero representaría el verdadero grueso de la población de perros no solo en este país, sino en el mundo, y esta es la de los perros sin raza, la de los perros “descastados” que por alguna u otra razón han sido olvidados, dejando así de ser el mejor amigo del hombre para ser relegados al rango de prescindibles, es así que me centraré en los perros mestizos o callejeros.

Y, es que realmente es el tipo de perro que comúnmente podemos observar recorrer los diversos espacios de nuestro país, producto del abandono de mascotas que cuando cachorros resultaban adorables para jugar y abrazar,  pero que al crecer conllevan una serie de complicaciones que no se están dispuestas a afrontar, estos perros abandonados posteriormente se reproducen desmesuradamente dando origen a un mestizaje que ni en la época colonial nuestros antecesores observaron derivando en eclécticas mezclas difícilmente identificables.

Pero ¿Por qué motivo son estos a priori adorables seres rechazados? Pues por más extraño que pueda parecer no todos son como “Cujo”, aunque los ya citados chihuahuas puedan parecerlo con su desasosegada y violenta actitud, estos  motivos son de lo más diversos, desde los gastos que implica hasta el hecho de que al incrementar su tamaño dejan de resultar adorables y una vez finalizado  este periodo de crecimiento convertirse en mascotas mínimamente obedientes en la mayoría de los casos, haciendo así deseable la intervención de adiestradores como Fiona Bristow de la novela “emboscada”, no obstante y dejando de lado las bromas, estas  evidentemente no son razones para enviar a vivir a la calle a nuestros supuestos mejores amigos para que continúen acrecentando el numero de perros mestizos, que como en publimetro.com se enuncia citando a la asociación mexicana de médicos especializados el crecimiento anual de los perros en esta tesitura es de 20% y que haciendo uso de la esterilización representaría un total de 65,000 perros evitados por sexenio, lo que evidencia la importancia de en primer lugar no adoptar responsabilidades que no nos disponemos a afrontar haciendo indispensable evitar tener “amigos” que abandonaremos a posteriori sobre todo si estos no son sexualmente responsables, además de lo necesaria que resulta la esterilización, no solo para evitar la sobrepoblación de perros mestizos sin hogar sino para la salud de los moradores de las diversas zonas habitadas, por ello debemos coadyuvar en el control del crecimiento de estos animales puesto que de lo contrario  el único desenlace planteado por el Estado es su sacrificio.

Concluyo únicamente reiterando que los perros resultantes de la cruza de diversas razas son la raza predominante subsumiendo así a segundo término cualquier otra, pero está dentro de nuestras responsabilidades evitar el desmesurado incremento.

Autor: Jorge Piña Puentes